El próximo 20 de febrero, jueves, a las 20:30 horas Miguel D´ors estará con nosotros en el Parador de Zafra. Miguel D´Ors es un conocido poeta, nacido en Santiago en 1946, que ha escrito estos libros de poesía:
- Átomos y galaxias (Sevilla, Renacimiento, 2013)
- Sociedad limitada (Sevilla, Renacimiento, 2010)
- El misterio de la felicidad. Antología poética (Sevilla, Renacimiento, 2009)
- Sol de Noviembre (Sevilla, Númenor - Fundación Cultura Andaluza, 2005)
- 2001. Poesías escogidas (Sevilla, Númenor - Fundación Cultura Andaluza, 2001)
- Hacia otra luz más pura (Sevilla, Renacimiento, 1999)
- La imagen de su cara (Granada, Comares - La Veleta, 1994)
- Punto y aparte (1966-1990) (Granada, Comares - La Veleta, 1992)
- La música extremada (Sevilla, Renacimiento, 1991)
- Canciones, oraciones, panfletos, impoemas, epigramas y ripios, o Cajón de sastre donde se hallará todo cuanto deseare el lector amigo, y el no tanto sobradas razones para seguir en sus trece (no venal 1990)
- Curso Superior de Ignorancia(Murcia, Universidad de Murcia, 1987)
- Es cielo y es azul (Granada, Universidad de Granada - Colección Zumaya, 1984)
- Chronica (Granada, Diputación Provincial de Granada, 1982)
- Codex 3 (Ciudad Real, Museo de Ciudad Real, 1981)
- Ciego en Granada (Burlada, Gómez, 1975)
- Del amor, del olvido (Madrid, Rialp, 1972)
El libro de lectura que recomendamos es: El misterio de la felicidad (Sevilla, Renacimiento 2009), una antología de su poesía hasta el año 2009 y con un interesante prólogo de Ana Eyre. Para conocerlo un poco más os dejamos un poema de su primer libro titulado los abuelos:
Los abuelos
El
abuelo era blanco; conocía
dos
cuevas y sabía seguir huellas de lobo.
La
abuela era menuda y tibia como un nido:
jugábamos
a pájaros con ella.
...
Y, alrededor, los dos llevaban como
un
contorno de campos y palomas:
cruzaban
el umbral y parecía
que
con ellos entraba el verano en la casa;
al
contarnos los cuentos, en sus voces
oíamos
molinos y cuervos alejándose
y
hasta en las mismas ropas nos traían
un
recuerdo fragante, un recuerdo lluvioso
del
heno y la retama...
...
Y el abuelo, qué manos de valiente,
qué
venas, retorcidas como parras;
las
ganas que me daban
de
cumplir en un día sesenta y cuatro años
para
tener dos manos como aquéllas...
Luego,
la abuela, aquellas zapatillas
de
nube que llevaba,
aquel
ir y venir, como volando,
de
la escoba al misal, de sus gallinas
a
las sábanas frescas,
de
la labor de lana a los geranios,
del
pan a las mejillas de sus nietos...
que
entonces, suavemente, quedábamos dormidos
creyendo
que la abuela no se acostaba nunca.
De
“Del amor, del olvido”
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